Logo
SISO  SAÚDE
 
Número 28
 
ALTAS TECNOLOGÍAS
Antonio Domínguez Álvarez. Psicólogo. Vigo. España
 
                                               Desde hace algunos años, los clínicos hemos aumentado nuestro prestigio hasta el punto de no salir indemnes de ninguna derrota y de correr el riesgo de enfermarnos de importancia en la victoria. Pretendemos reducir la incertidumbre, y esa lucha, que nos convierte en obsesivos, nos hace ir por las ramas. Les cuento, a los que pretenden meterse en este mundo y se asoman a estas letras, que es un error muy común de nuestro afán perfeccionista el alejarnos de lo importante para privilegiar los detalles. El clínico, por cumplir con lo último, suele olvidarse de lo esencial.
Quizá llegue el tiempo en que cumplamos con obediencia las órdenes que nos lleguen a través de diminutos auditores inalámbricos. Se enseñará conducción zonal y conducción personal. Antes de cualquier entrevista se darán charlas de varias horas. Se regresará de la Universidad tras cinco años de exigentes estudios. La asistencia a clase será obligatoria y habrá profesores con fama de halcones y se impartirán asignaturas como "El amarretismo y sus ventajas" y "Clínica:ajedrez de peones". Hay que reconocer que los que salven las dificultades saldrán bien preparados, llenos de autoridad y con un manejo virtuoso de los ordenadores.
Clínicos ya no habrá. Irán desapareciendo poco a poco y a pesar de ser especie protegida, como la cabra montesa, no quedará ni uno, patético. Los últimos sobrevivientes de los que se tendrá noticia será un claro ejemplo del por que su penoso destino:uno abandonó por rotura de fémur; otro cayó en una irrevocable depresión, el aburrimiento le había causado  daños irreparables; un tercero, díscolo, irresponsable e individualísta, por un impulso atávico le retiraron la licencia. Debida a la contención de clínicos y pacientes, en algunas terapias se acordará "tablas" y los jóvenes en formación aplaudirán la decisión. La chata disciplina de encefalogramas planos. Si un día falla el sistema general de transmisión, los directivos cesarán de forma fulminante al técnico. Es más fácil hechar a uno.
En su adánica inocencia, en ese vómito de nada, entederán la clínica como a una damisela melindrosa, sin dengues ni inhibiciones. Un brioso filósofo español, Miguel de Unamuno, identificaba la inmortalidad con el sexo, aún más, con los órganos genitales: a quien carecía de ansias de inmortalidad, le llamaba, en un bizarra metáfora, "eunuco del espíritu". ¿Se entiende?. Por citar filósofos, Kierkegaard:"La libertad se vive como vértigo cuando en las profundidades de la posibilidad, la libertad se constituye con finitud, para apoyarse en algo y no caerse; pero en esa finitud en que se apoya, es la muerte,y así la finitud es también el fin de la libertad". Huelgan mas comentarios.
En esa época adieléctica y tomista ¿donde ir?, a ningún sitio: no se debe salir fuera porque la verdad habita en el interior (eso último me parece que es de San Agustín).
 

 

© Asociación Galega de Saúde Mental 1997